Avistamiento de ballenas en Húsavík: ¡menudo día!

Vamos a recordar el 27 de septiembre de 2018 como uno de los días más intensos de nuestro currículum viajero. Hacer un tour de avistamiento de ballenas en Húsavík era una de las cosas que más ganas teníamos en nuestro viaje a Islandia. ¡Y menudo día! Acertamos de lleno con la empresa, Gentle Giants, pero no con el día.

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AVISTAMIENTO DE BALLENAS EN HÚSAVIK: NUESTRO PEOR DÍA VIAJERO

La previa

Llegamos a la oficina de Gentle Giants en Húsavík una horita antes de lo previsto. Y ver el mar tan calmado cuando faltaba poco para empezar el tour de avistamiento de ballenas en Húsavík nos dibujó una sonrisa en la cara. Pero lamentablemente no iba a durar mucho.

El puerto de Húsavík, donde empezó el tour

Decidimos quedarnos en el coche escuchando música y distrayéndonos antes de ir a recoger los billetes. Cuando, contra todo pronóstico, empezó a soplar bastante viento del norte. Nos empezamos a poner nerviosos porque a ninguno de los dos nos gustan los barcos y le tenemos mucho respeto al mar. Total, bajamos del coche y fuimos a la oficina donde nos encontramos con dos chicas españolas en la recepción. Nos dijeron: “Pues sí parece que se ha girado un poco de viento. Va a haber un poco de oleaje. ¡Mira que ha estado calmado todo el día!”. La mala suerte se cebó con nosotros.

Enseguida nos preguntaron si nos mareábamos y nos dieron una pastilla. Yo no las tenía todas, pero Blanca (la que más se marea) tenía clarísimo que quería subir. Amablemente nos propusieron si queríamos cambiar el día pero solo podíamos hacerlo la mañana siguiente y todavía pintaba peor. ¡Alerta amarilla por temporal! Así que no iba a ser yo quién la iba a echar para atrás en esos momentos.

Bajamos hacia el puerto y nos cruzamos con el barco que acababa de llegar. Vi las caras de dos pasajeros y las traduje inmediatamente: “Vais a pasar un mal rato”. Nuevamente pensé “Dónde nos estamos metiendo” pero no le dije nada a Blanca. Llegamos al barco y le preguntamos al guía cómo estaba el asunto. Y nos dijo que se había girado algo de viento, que tendríamos un poco de oleaje y que nos pusiéramos el chubasquero sobre el mono térmico porque el mar estaba splashy (vaya, que salpicaría un montón de agua dentro del barco).

Nuestra experiencia durante el tour de avistamiento de ballenas en Húsavík

Subimos al barco. Y a los 5 minutos, al salir del puerto, empezó a moverse como los toros de feria. Sin exagerar. De izquierda a derecha, de arriba a abajo… Y Blanca, que estaba tan decidida, empezó a tener sus dudas. ¡Nos esperaban 3 horas por delante en un mar súper salvaje!

avistamiento de ballenas en Húsavík
¡Preparados para la aventura!

Yo me esperaba malas condiciones. Era obvio, se había girado viento y nos habían advertido que habría olas. Pero en mi vida me hubiese imaginado estar en un barco que se moviera de esa manera. ¡Pero parece que en Islandia es de lo más común y sucede muchas veces!

Algunas olas entraban por los laterales del barco y ya tenía a Blanca de mi lado: muerta de miedo. Durante los 40 minutos que duró el trayecto hasta ver la primera ballena estuve pensando: “Albert, donde te has metido”. Había gente mareada, vomitando, pasándolo realmente mal. Al mismo tiempo que había otros pasajeros que se pusieron en la parte delantera del barco (no sé ni cómo) para ver mejor las ballenas.

avistamiento de ballenas en Húsavík
El barco que teníamos al lado en un momento de tregua

Si queréis que os seamos sinceros, nos tranquilizó muchísimo el personal de Gentle Giants. Mientras muchos estábamos asustados, ellos actuaron con total normalidad. Como si estuvieran hablando en la cafetería y nada pasara. Incluso, el capitán nos dijo: “¿Qué olas? Yo todavía no he visto ninguna ola. Soy pescador desde hace 40 años y eso no es nada”. ¡Qué cachondo el tío! Y eso nos tranquilizó un poquito.

En todo momento nos dijeron que se trataba de una situación desagradable para algunos pero común en Islandia y que estábamos completamente a salvo. Que aunque no lo pareciera el barco estaba estable y que no había que preocuparse. Mientras nosotros todavía nos preguntábamos cómo no habían cancelado el tour.

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Al final se trata de ver donde tiene el umbral cada uno. Nosotros le tenemos mucho respeto al mar. Igual que otros turistas con los que coincidimos, no nos habíamos encontrado nunca en una situación así y pensamos que era una barbaridad meterse en el mar en esas condiciones, que lo más fácil hubiese sido cancelarlo. Pero viendo la profesionalidad de la empresa, nos dimos cuenta de que se trataba de una situación normal y que lo tenían todo controlado.

avistamiento de ballenas en Húsavík
Es muy importante abrigarse bien porque en alta mar el frío es mucho más intenso

Vimos cuatro ballenas y eso hizo llorar a algunos de los que estábamos a bordo de ese barco. ¡Y las vimos súper cerca! Nunca nos hubiésemos imaginado tener esas criaturas a tan pocos metros. Los guías nos informaron súper bien de todas sus características. No pude hacer ni una foto a las ballenas. Y no porque no las viera, sino porque no podía ponerme en pie de lo que se movía el barco y de lo empapado que estaba.

Al final, viendo que algunas personas estábamos algo asustadas por la violencia del mar y que otras estaban mareadas, decidieron volver antes de tiempo. Yo que tenía que ser un tour de 3h acabó durando 2h. Aplaudimos y agradecimos mucho esa decisión del capitán, porque con el agua que había entrado en el barco estábamos empapados y empezando a pasar bastante frío.

En el trayecto de vuelta al puerto, mucho más tranquilo porque no teníamos las olas en contra, nos ofrecieron dulces y chocolate caliente. Todo el personal fue excelente y manejó la situación de 10.

avistamiento de ballenas en Húsavík
La única foto que pude hacer en un momento de calma (se ve un poco la cola de la ballena)

La moraleja

Aunque las condiciones no fueron las mejores, recomendamos hacer este tour. Poder ver ballenas tan de cerca es una experiencia inolvidable. Sin embargo, no recomendamos hacer este tour con mala mar porque lo puedes pasar más mal que bien. Si al día siguiente pinta mejor, creemos que vale la pena esperar. Especialmente si no habéis subido nunca a un barco con mala mar. Todas las empresas que organizan estos tours ofrecen cambio de día gratuito siempre que haya disponibilidad.

Albert Serratacó

Cofundador de Los Traveleros. Barcelona, 1995. He dejado mi huella en 64 países, pero el corazón en Ecuador. Con permiso de Descartes, viajo, miro deporte y luego existo. Ahora soy corresponsal de este blog en todo el mundo y llevo la comunicación a ciclistas profesionales.

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