Todos conocemos el Gran Cañón del Colorado, la Patagonia, los increíbles paisajes de Islandia o el desierto del Sáhara. Pero este planeta esconde muchos otros lugares no tan famosos que te harán conectar con a naturaleza incluso a miles de kilómetros de casa. Enseguida te proponemos algunas joyas naturales para disfrutar y olvidarte del resto del mundo.
1. Región Loreto, Perú
Perú es el país más rico del mundo. Allí, la riqueza se mide por experiencias inolvidables vividas. Podrás sumergirte en la historia de civilizaciones precolombinas que amaban por encima de todo la naturaleza, desde las dunas de la costa desértica hasta las frondosas selvas donde los incas trazaron caminos. Su legado cultural tiene un valor incalculable, ya que el Imperio Inca dejó joyas arquitectónicas como el famoso Machu Picchu. La civilización Caral, la más antigua de América, también dejó su huella en Perú.
Pero su suerte no acaba ahí, el país también está bañado por el río Amazonas. Si estás pensando en viajar a Perú no debes perderte la exuberante región de Loreto para adentrarte de pleno en la Amazonía peruana. ¡No olvides un buen calzado para caminar por la selva y un chubasquero para resguardarte de las lluvias que mantienen verde la región!
Naturaleza en estado puro
La cantidad de vegetación y la humedad del lugar ofrecen unas características ideales para avistar todo tipo de flora y fauna. Loreto tiene un ecosistema fascinante con tortugas, delfines rosados, pirañas y enormes nenúfares circulares que pueden llegar a los 5 metros de diámetro.

La reserva natural Pacaya Samiria es la más importante de la zona. Para que te hagas la idea, ¡ocupa un territorio más grande que todas Eslovenia! Esta zona húmeda con casi un centenar de lagos sirve como hogar para más de 130 especies de mamíferos como el temido jaguar, el gato salvaje, diversos monos, nutrias gigantes o capibaras. También es un auténtico paraíso para avistar más de 350 tipos de aves: tucanes, guacamayos o garzas son las más llamativas. Desafortunadamente, algunas de estas especies están en peligro de extinción.
Puedes disfrutar de esta maravilla de la naturaleza de mil maneras distintas, ya que Loreto ofrece experiencias para todo tipo de viajeros. Desde caminatas por la selva hasta cruceros de lujo para navegar por el río más caudaloso del mundo, pasando por paseo en barco más modestos o tours especializados en observar la flora y fauna de la región.

En un viaje de aventura con tanta actividad hay que comer bien para recargar energía. Y la buena gastronomía tampoco falta en Loreto. Tendrás oportunidad de probar platos exóticos basados en ingredientes de la selva como el pez paiche o frutas de la región. El plato más popular es el juane de gallina, hecho con arroz y pollo envueltos en hoja de bijao.
En general, Perú es un destino excelente para los amantes de la buena comida. ¿Sabías que ha obtenido el título de Destino Culinario de Sudamérica durante 5 años seguidos? Su tradición culinaria fusionada con propuestas modernas te harán volver de Perú echando de menos su gastronomía.
Atractivos culturales
El departamento de Loreto no solo es rico en flora y fauna. ¿Sabías que es la zona de Perú con más diversidad étnica? Se hablan diversas lenguas indígenas y en Iquitos se puede visitar el Museo Amazónico. Allí se expone una colección de estatuas de indígenas de etnias diversas para que puedas conocer el lado más cultural de la Amazonía peruana. En Iquitos se concentra la oferta de alojamientos de la región y muchos de ellos ofrecen experiencias turísticas con comunidades nativas.
Tampoco debes perderte otros atractivos de Iquitos, la capital de la región. Allí viven unas 400.000 personas. En el malecón Tarapacá verás las opulentas mansiones que se construyeron durante el auge comercial del caucho en la región a finales del siglo XIX. El mejor ejemplo es la Casa de Fierro, diseñada por el mismísimo Gustave Eiffel.
2. Kumano Kodo, Japón
Saltamos de continente hacia Asia, de donde guardamos uno de nuestros mejores recuerdos viajando: hacer el Kumano Kodo. Es la ruta de peregrinaje más importante de Japón. De hecho, es la única considerada Patrimonio de la Humanidad en el mundo junto con el Camino de Santiago. Hay diversas variantes del camino Kumano, nosotros hicimos 4 etapas intensas.
Sus bosques densos son bonitos, pero sentir la espiritualidad del lugar es lo mejor del camino. Hay diversos templos a lo largo del recorrido, aunque nada es tan emocionante como llegar al impresionante santuario Kumano Nachi Taisha, que marca el final del camino.
3. Rarotonga, Islas Cook
Nos encanta pasear por los bosques, pero no hay mejor forma de terminar un viaje que descansando en playas paradisíacas. Justamente eso nos encontramos en las Islas Cook. La isla de Rarotonga está perdida en mitad del Pacífico, a 4 horas de avión de Nueva Zelanda, y te hace sentir en otro planeta. La única preocupación es elegir entre nadar, hacer stand up paddle o remar en un kayak. Sus aguas cristalinas llenas de peces de colores son una joya para hacer snorkel.
Y si te apetece un poco más de acción, siempre puedes hacer una exigente caminata hasta Te Rua Manga, la formación rocosa que se alza justo en medio de la isla sobre las exuberantes colinas verdes.
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